La actividad humana ha aumentado los niveles de producción de gases de efecto invernadero, de dióxido de carbono principalmente. El CO2 ya no puede ser neutralizado de forma natural y esto ha acabado influyendo en la temperatura de nuestro planeta.
La descarbonización
En el Acuerdo de París, alcanzado en la XXI Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la comunidad internacional adquirió el compromiso de alcanzar la neutralidad de emisiones de gases de efecto invernadero entre 2050 y 2100.
La transición hacia la descarbonización
En la transición hacia la descarbonización de nuestro modelo energético esperamos alcanzar, para el año 2050, el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero definido por la Unión Europea. Esto significa una reducción de entre el 80% y el 95%. Según el informe elaborado por la consultoría Monitor Deloitte, para conseguir el objetivo, España deberá llevar a cabo algunos cambios:
- Por un lado, necesitaremos implantar
- medidas de eficiencia energética
- que aseguren que solamente consumimos la energía necesaria.
- Además, deberemos desarrollar un parque de generación eléctrica basado en
energías renovables capaz de cubrir la demanda existente.
- También será necesario
cambiar vectores energéticos, como el consumo de productos petrolíferos, por otros con menos emisiones, como el gas natural.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que estos cambios no pueden ni deben implementarse de repente, sino que deben ser introducidos de forma paulatina e inteligente.
Solo de este modo podremos garantizar tanto la seguridad de suministro como la competitividad del sistema energético.
Este período de transición, en el que nos adaptamos a la evolución tecnológica y asumimos sus costes, es la etapa en la que nos encontramos actualmente.
Un ejemplo claro de la importancia de una transición adecuada lo encontraríamos en el vehículo híbrido, que ha funcionado como un puente hacia el vehículo 100% eléctrico.
La distribución masiva de modelos eléctricos debe ir acompañada de las instalaciones de puestos de recarga necesarios para un nivel adecuado de circulación. Sin esa transición, la implantación del vehículo eléctrico probablemente fracasaría.
El cambio climático
El cambio climático es, sin duda, el mayor desafío medioambiental al que nos enfrentamos en la actualidad.
Sus consecuencias van desde el empeoramiento de las condiciones meteorológicas a la necesidad de desplazamiento de las poblaciones afectadas y animales que abandonan sus hábitats naturales.
La deforestación y la quema de combustibles fósiles, entre otros factores, han alterado los ciclos naturales. Nos enfrentamos a nuevos desafíos referentes a la salud pública y el equilibrio de los ecosistemas, afectados por tormentas, escasez de recursos esenciales, sequías e incendios, daños que empiezan a tomar dimensiones difíciles de manejar.
Frenar el cambio climático requiere de cambios colectivos y organizados desde varios sectores que, en conjunto, son los principales responsables de las emisiones.
Por fin parece que tanto la atención pública como la empresarial y la política comienzan a centrarse en la sostenibilidad como medida de supervivencia y también como motor de desarrollo.
El papel de los consumidores, las empresas y la administración
Todos estamos implicados en la descarbonización en España y por ese motico tanto si eres una empresa, un consumidor y la propia administración debemos tomar consciencia de los cambios a realizar.
Sector residencial
En cuanto al sector que nos ocupa, el residencial, el consumidor también se encuentra en plena etapa de transición.
Nuestras casas empiezan a adaptase a recursos y tecnologías que nos permiten autoabastecernos de energía limpia y reducir los costes mensuales de nuestras facturas eléctricas.
En los consumidores ya ha surgido el deseo de conseguir hogares más sostenibles y eficientes, con lo que las iniciativas en este sentido son muy numerosas y la competencia es beneficiosa y está garantizada.
Pero el cambio hasta conseguir que usemos masivamente las energías renovables requerirá no solamente la implicación de los consumidores, sino también la de las empresas y la administración.
Para que la descarbonización tenga éxito, los costes de la transición energética no deben correr a cargo solamente de particulares, sino que la administración debe proporcionar planes de ayuda para las inversiones de los mismos, tanto para viviendas como para edificios.
Plan Nacional Integrado de Energía y Clima
En nuestro país, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) es el encargado de definir los objetivos de reducción de emisiones, de penetración de energías renovables y de eficiencia energética, con el fin de contribuir a la descarbonización, el Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia de la UE ha dotado a España de 27 000 millones de euros que supondrán un impulso para las rehabilitaciones sostenibles de edificios y viviendas.
La legislación
La legislación también deberá apoyar la descarbonización limitando el consumo energético y exigiendo una eficiencia energética adecuada a viviendas y edificios.
Con la aprobación del Real Decreto de Modificación del Código Técnico de la Edificación (CTE) en diciembre de 2019, España se adaptó a los nuevos estándares europeos de eficiencia energética de los edificios e introdujo una serie de requisitos de obligado cumplimiento que tienen la finalidad de mejorar las prestaciones de los edificios para garantizar la salud, el confort y la seguridad de sus usuarios.
Los edificios
Los edificios generan un 40% de las emisiones mundiales de CO2 y, en España, con 26 millones de viviendas construidas antes de 2007 y la mitad de nuestro parque anterior al año 1980, la eficiencia es, sin duda, una asignatura pendiente.
Sin una rehabilitación generalizada sería muy difícil ahorrar la energía que se propone y en el plazo que se espera. Aquí es donde las empresas adquieren un papel protagonista.
Es necesario contar con empresas competentes y especializadas en medidas de eficiencia energética que puedan guiar a los propietarios y funcionar como una herramienta al alcance de las administraciones que les permita llegar al mayor número de hogares posibles.
Una transformación verde y eficiente
Para nuestra descarbonización será necesaria una transformación del consumo fósil al eléctrico, abastecido por tecnologías verdes, de captura de energía solar y eólica, además de por vectores energéticos más eficientes que eviten liberar agentes contaminantes.
Transformación del consumo fósil al eléctrico
La suma de las emisiones generadas por la producción de energía, los medios de transporte y la producción industrial es de un 70% del total emitido por el país.
Será necesaria la inversión en parques de infraestructura para una generación eléctrica sostenible y un incremento de la potencia instalada de origen renovable que nos permitan conseguir una producción 100% libre de hidrocarburos.
Para garantizar el suministro suficiente para la demanda actual, todo ello deberá ir acompañado de otros avances en tecnologías de almacenamiento energético.
Al mismo tiempo, será necesario fomentar el uso del gas natural, tanto en estas áreas, como para el consumo residencial de servicios.
Es relevante añadir que el rediseño de todos los sectores de actividad deberá apuntar a mejores rendimientos, con políticas fiscales y reglamentación que haga posible que podamos regular las actividades contaminantes, las industriales especialmente, de forma veraz.
Coste del proceso de transformación
Si bien es cierto que este proceso de transformación costará cientos de millones de euros, también lo es que, a cambio, conseguiremos disminuir la dependencia de las importaciones energéticas, además de grandes ahorros gracias a un consumo más eficiente e inteligente.
Eso sin mencionar los beneficios en cuanto a la conservación de la vida que es, al fin y al cabo, la mayor riqueza con la que contamos y uno de los principales objetivos de la descarbonización en España y el resto del mundo.
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